ROBIN
Foto Javier Rodríguez agosto 2013
Se han ido las falanges de los mirmidones, ha pasado una suave borrasca y no hemos vuelto a ver a las infatigables hormigas. Están en sus cuarteles de invierno
Ha llegado ROBIN, el petirrojo que quiere formar parte de la familia. Se acerca curioso enfrente de la terraza de la cocina, esperando por las miguitas de pan.
El PAPORROIBO de casa es pequeño y gordito, muy sociable y espabilado. Coge las migas de pan y las esconde debajo de la azalea. No sé si las desmenuzará allí abajo o se las dará a unas crías.
Nos tiene embobados con su canto, con sus movimientos decididos y sus saltitos que le permiten ver desde varios ángulos, a veces con un solo ojo, otras de frente, valiente. Elige las migas más cercanas a los humanos. Si son las que se sacuden del mantel, mejor. Cada día se aproxima más. Yo lo he bautizado como JOSELITO, porque me recuerda a aquel niño cantor del cine de posguerra.
El PETIRROJO es amado por los británicos. Su nombre científico no puede ser más ROJO: Erithacus rubecula.
El petirrojo está en el bandido-héroe ROBIN HOOD, un petirrojo encapuchado, de etimología incierta, pero sin duda arquero certero y generoso truhán. En el tiro con arco, «hacer un robin» es juntar dos flechas en la diana.
Foto Maite Jiménez agosto 2013
Trataba a las mujeres y a la gente corriente con cortesía. Su mayor enemigo fue el sheriff de Nottingham. Se refugió en el bosque de Sherwood junto a sus secuaces, porque había perdido sus tierras. Las baladas sobre su figura comienzan en el siglo XIV, aunque suele situársele en el reinado interino de Juan sin Tierra, mientras se esperaba a que Ricardo Corazón de León regresara de las Cruzadas. En el fondo está la historia de los enfrentamientos entre los invasores normandos y los autóctonos sajones, como es sabido. Amó a Lady Marion. Se duda sobre su existencia, a pesar de haber sido un filón literario y cinematográfico.
Errol Flynn (Robin Hood, 1938)
Los muy devotos lo sitúan en la mismísima Crucifixión, cuando aún grisáceo, obtuvo la mancha sanguínea en su pecho por susurrarle su canto a Cristo.
Como es un pájaro amigable, es también confidente de amores. Así nos lo canta William Cornysh, un compositor de la ERA TUDOR.
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!Qué bonito! expresado tal cual Quedará en el recuerdo para todos los veranos
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Que maravilla la pieza musical con que nos has obsequiado! Muchas gracias por compartirla 😉
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A tí por sumergirte aquí! Saludos!
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Qué desvergüenza tienen los petirrojos. Se acercan mucho, como los mirlos o más.Pero tienen su punto macarra!. ¡Cómo salen disparados a ahuyentar a picotazos y berridos al rival que ose acercarse!, También a mí me ha encantado la canción (al escribir esto recuerdo otra, de menuhin /Grappelli, también dedicada al red, red robin). Bs
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He descubierto hoy tu blog, me ha encantado, aquí tienes una seguidora asidua a partir de hoy.
Preciosa la canción de Robin, y el petirrojo.
Gracias.
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Muchísimas gracias. Encantadísima!!!!
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